Publicado en la revista INTROVERSION por Victoria Bafalluy.
Britney Spears, Paris Hilton y Cristina Aguilera, entre otras, son algunas de las famosas que se han apuntado a la moda de no llevar bragas.
Estas adeptas a la “entrepierna aireada”, hablan de liberación, una agradable sensación de notar que no llevas nada acompañada del morbo a que alguien pueda darse cuenta.
Por supuesto, la elección es libre, pero yo cuestionaría: ¿Qué pasa con el tema higiénico?, ¿y el roce a determinados tejidos o costuras?, por no mencionar sentarse en lugares públicos con falda, pero sin bragas y a lo loco…
Ocuparía muchas líneas analizando los problemas médico-higiénicos que reportaría esta tendencia de no usar prendas íntimas y sus consecuentes alergias e infecciones, pero dado que esta moda está centrada principalmente en un tema erótico-festivo, apuntaré lo siguiente:
La sensualidad debería estar estrechamente ligada a la sexualidad y es precisamente la sensualidad la que empieza a despertar la curiosidad y la imaginación. Acaso ¿hay algo más sensual que una braguita de encaje escondiendo esa secreta sexualidad?
Prendas íntimas sexys y glamourosas están ahí para ayudarnos a despertar la pasión, ese estado físico y mental que necesita ser reavivado todos los días.
Cuando hacemos un regalo, nos gusta que tenga un bonito envoltorio, jugar con el factor sorpresa, con la imaginación del que lo recibe y si vamos a regalar nuestro cuerpo a nuestra pareja , quitar ese sensual envoltorio llamado braguita, es algo que no tiene precio y que jamás pasará de moda.
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